Este año he visitado a mis familiares para poder disfrutar estos días de una de sus mayores tradiciones: los caballos del vino y he podido comprobar como sienten con orgullo y devoción este festejo donde se unen color, religión, cultura y diversión y que , para mí, merece sin duda el nombramiento de la Unesco como patrimonio inmaterial de la Humanidad del cual es candidato. Además, con alegría por partida doble, ya que después de 4 años, el vencedor en la categoría de enjaezamiento o vestimenta, que son las ropas bordadas pacientemente con hilos de oro plata y pedrería y con motivos de rostros de personajes conocidos de la ciudad y de la historia y vida de Caravaca; ha sido "el Terry", caballo de la peña de la cual forma parte mi familia.
Caballo vencedor " el Terry"
Detalle del manto vencedor, con un realismo asombroso
Mantos de otros participantes presentados al concurso:
Bordando un manto de los caballos del vino
este adorno se coloca en la cola del caballo
La historia documentalmente probada nos remonta a la Edad Media cuando los caballeros templarios salvaron a su población de una gran epidemia resultado de beber las aguas contaminadas por los musulmanes que en aquella época sitiaban el lugar. Con el riesgo que ello conllevaba, burlaron el asedio sarraceno trayendo los pellejos llenos de vino, al no poder conseguir agua, a lomo de sus caballos en una espectacular carrera . Vino en el que bendijeron la Cruz, y al que dieron de beber a los enfermos, causando milagrosamente su sanación.
Desde entonces, cada 2 de Mayo rememoran la hazaña numerosas peñas caballistas ( este año 60 ) que compiten corriendo los escasos 80 metros de distancia de la cuesta del castillo en pocos segundos. Cuatro mozos deben correr a la par que su corcel de forma brava a la vez que dirigiendo al animal engalanado con su manto, y sin soltarse ya que de lo contrario la carrera no sería válida. Para mí, lo más espectacular es el momento en que los cinco se abren paso ante la multitud de cientos de personas que admiran el espectáculo que les debe recordar al vivido por Moisés al cruzar al Mar Rojo.
Carrera de los caballos del vino.
El acompañamiento se remonta al año 1384 y aunque en un principio era de carácter militar, posteriormente en 1492 se convierte en un festejo una vez pasado ya el peligro musulmán. Aunque es en el siglo XIX cuando aparece por primera vez las comparsas de moros, que unidas a las que ya existían de cristianos dieron lugar a la citada batalla.
Vista del Templete: momento del Parlamento entre Rey Cristiano y el Sultán Moro
Kábila esclavas rifeñas categoría infantil
Familiares Miembros de la kábila Ceyt Abuceyt.
Mientras, en el interior del castillo se bendicen con vino las flores que ofrece la multitud a la Santísima Cruz.
Bendición de la ciudad y sus campos el día 5 de mayo
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